Doha a Barcelona. 27 de agosto
A
las
tres de la mañana llegamos a Doha.
Pasamos el control de seguridad y fuimos a las tiendas porque Migue quería
comprar un tabaco de pipa que no venden en España. Después de hacer esto nos
aburríamos. El aeropuerto es muy pequeño y lo recorrimos muy rápido. Fuimos
hasta la puerta de embarque y encontré unos portátiles con internet gratis.
Estuve revisando el correo y entré a Facebook para chatear con Nestitin.
Estuve una hora en internet, y luego nos sentamos a esperar que saliera el
segundo vuelo. Recordamos que aquí nos habían cambiado a business
class
en
el viaje de ida y teníamos esperanzas de que nos volviera a pasar. Se formó la cola para el embarque pero nos
quedamos sentados. Entonces vimos que a una mujer le cambiaban el billete para business
y decidimos ponernos en la cola.
Cuando nos tocó y pasaron mi billete, sonó una alarma en la computadora y la chica me preguntó si veníamos juntos. Cogió el billete de Miguel y nos dijo que nos había puesto en business. Esta vez lo disfrutamos más, ya sabíamos como movernos y lo primero que hicimos fue pedir las bebidas, Miguel champan, y yo jugo de naranja natural.
La tripulación era española y nos atendieron muy bien. Yo por sí acaso, dejé la mochila con el iPad en el porta equipajes y me puse a ver una película. Cuando despegamos nos trajeron el desayuno. Habíamos pedido cruasanes y yo ensalada de salmón. Comimos muy bien y me dormí un rato. Me despertó Miguel para la comida. Pedí un plato con humus, una pasta árabe hecha con garbanzos, que venía con pan de pita y ensaladas, y un arroz que se parecía al congri.
Migue pidió una tabla de quesos y pan. De segundo plato pedí pollo, pues aunque no tenía mucha hambre no podía desaprovechar la oportunidad. Este vuelo era de seis horas y media y se nos hizo muy corto. Llegamos a Barcelona a las dos de la tarde y fuimos los primeros en salir del avión. Estuvimos una media hora esperando las maletas, porque la de Migue no salía.
Cogimos el tren del aeropuerto que comparado con los shinkansen, era como una tortuga. Cambiamos al metro y llegamos a casa a las cuatro de la tarde, cansados y contentos por el gran viaje que habíamos hecho.
Cuando nos tocó y pasaron mi billete, sonó una alarma en la computadora y la chica me preguntó si veníamos juntos. Cogió el billete de Miguel y nos dijo que nos había puesto en business. Esta vez lo disfrutamos más, ya sabíamos como movernos y lo primero que hicimos fue pedir las bebidas, Miguel champan, y yo jugo de naranja natural.
La tripulación era española y nos atendieron muy bien. Yo por sí acaso, dejé la mochila con el iPad en el porta equipajes y me puse a ver una película. Cuando despegamos nos trajeron el desayuno. Habíamos pedido cruasanes y yo ensalada de salmón. Comimos muy bien y me dormí un rato. Me despertó Miguel para la comida. Pedí un plato con humus, una pasta árabe hecha con garbanzos, que venía con pan de pita y ensaladas, y un arroz que se parecía al congri.
Migue pidió una tabla de quesos y pan. De segundo plato pedí pollo, pues aunque no tenía mucha hambre no podía desaprovechar la oportunidad. Este vuelo era de seis horas y media y se nos hizo muy corto. Llegamos a Barcelona a las dos de la tarde y fuimos los primeros en salir del avión. Estuvimos una media hora esperando las maletas, porque la de Migue no salía.
Cogimos el tren del aeropuerto que comparado con los shinkansen, era como una tortuga. Cambiamos al metro y llegamos a casa a las cuatro de la tarde, cansados y contentos por el gran viaje que habíamos hecho.
Colorín colorado, este viaje ha acabado :(
ResponderEliminarjajaja, pues hay otro en camino, donde sera??
ResponderEliminaryo lo se, :)
ResponderEliminarBlog muy interesante sobre Japón. Muy detallado y bien explicado. Gracias :)
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