Oita - Usuki - Himeji. 19 de agosto.

El tren hacia Usuki salía a las 9:10 por lo que nos tomamos con calma el desayuno y recogimos las maletas para dejarlas en la recepción del hotel.

Usuki es una pequeña ciudad a 30 minutos de Oita en tren expreso. Su atractivo principal son sus Budas de piedra. Llegamos a la estación y cogimos un autobús que en 20 minutos nos lleva hacia la zona donde están los budas. Los 59 Budas están divididos en cuatro grupos esculpidos en piedra en la montaña. Se cree que fueron creadas entre el período Heian y el Kamakura, entre los años 794 a 1333, pero no se sabe quién los hizo ni por qué razón.

Se piensa que fueron tallados por artesanos que trabajaban la madera, pues están hechos en piedra volcánica que es tan suave como la madera. Representan a Amida Nyorai, un discípulo de Buda, algunos reyes, y a Shaka Nyorai. Desde el año 1980 al 1994 fueron restauradas porque la humedad y el musgo las estaban erosionando y la cabeza del Buda de Furuzono, que estaba en el suelo, fue colocada en su lugar. Este Buda es considerado el más bello de Japón y en el año 1995 fue designado Tesoro Nacional junto con el resto del conjunto.

El paisaje del lugar es muy bonito, con un bosque de bambúes, un campo de flores de loto y el Kesho-No-ido o pozo de la belleza. Según la leyenda, cuando la princesa Tamatsu se lavó la cara en este pozo, su fea mancha de nacimiento milagrosamente desapareció y se volvió famosa por su belleza.

Muy cerca se encuentra el templo Mangatsu, con una gran campana creada en 1988 para rezar por la paz, una torre con la caja del tesoro y las esculturas de Mana-no Choja y la princesa Tamatsu, que según la leyenda financiaron la construcción de los Budas.

Volvimos a coger el bus de vuelta a la estación de Usuki y desde allí el tren de la una hacia Oita. Recogimos las maletas en el hotel y reservamos asientos para el tren de las tres a Himeji. Teníamos más de una hora de espera, así que comimos en un restaurante de ramen. Yo pedí arroz y giozas y Migue un plato de ramen (fideos con verduras, huevo y carne, en un caldo).

Después de casi cuatro horas de viaje llegamos a Himeji. Dejamos las maletas en nuestro hotel, que como siempre sigue siendo de la cadena Toyoko.

Ya tenemos doce puntos, y con diez se puede tener gratis una noche en una habitación para una persona, pero no se si nos harán algún descuento porque una habitación individual no nos interesa.

Salimos a dar una vuelta por los alrededores de la estación. Encontramos dos o tres calles que son galerías comerciales pero ya tenían muchas tiendas cerradas. Caminamos hasta el castillo que visitaremos mañana y a la vuelta entramos a cenar en un restaurante de la misma cadena que ayer, el Watami.

Nos pedimos sashimi, que es pescado crudo, una ensalada de tomate, aguacate y tofu y una botella de vino. Otra vez hemos salido un poco contentos con el vino y hemos llegado al hotel a ducharnos, descansar y dormir.






















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