Tokio, Asakusa, Jardines del Palacio Imperial. 3 de agosto.

Nos despertamos a las 8:00, recogimos las maletas y salimos a dejarlas al hotel APA a cuatro calles de allí. Desayunamos en el Café Veloce al estilo occidental: café, zumo, bocadillo de huevo y croissant por 790 yen. Caminamos hasta la Estación de Tokio una media hora y entramos en una tienda de pesca que encontramos por el camino. Migue estuvo un buen rato alucinando con la cantidad de cosas que vendían, pero no compró nada. En la estación activamos el JR pass para el siguiente día y reservamos asiento en el tren nocturno a Hokkaido. Pedimos mapas en Información y cruzamos al edificio Marunochi donde hay un centro comercial. En la cuarta planta compré una guía en inglés de Japón, mientras Migue estuvo mirando plumas estilográficas.

Fuimos andando hasta los jardines del Palacio Imperial muy cerca de la estación. Nos pareció una visita prescindible pues sólo una pequeña parte tiene un jardín bastante cuidado. Tomamos el metro hacia Asakusa, el barrio más antiguo de la ciudad, con su templo Sensoji del año 628. Atravesamos la gran puerta con su enorme farol y paseamos por la calle comercial Nakamise, llena de pequeñas tiendas y con muchos turistas japoneses. Visitamos los pequeños templos y el gran templo de Kannon, donde estaban oficiando en ese momento.

Entramos al Museo de Kimonos por 1000 yenes cada uno. Había una exposición de los kimonos usados en la película Dream de Akira Kurosawa, y un documental de la colección de Okiya-e donada por el museo de Boston con la condición de que no se exhibieran. La solución fue digitalizarlos y mostrarlos en detalle a través de este documental.

Volvimos por la calle Denbauen y entramos en el pequeño templo Komagata al lado del puente del mismo nombre. Desde el puente tuvimos una panorámica de la torre de comunicaciones  Skytree, la más alta del mundo y el edificio Asahi Breweries.

Cogimos el metro de vuelta al hotel y comimos en un restaurante cerca. Subimos a la habitación y mientras Migue dormía yo estuve organizando la ruta. Nos duchamos y tomamos un café en el Café Veloce. Caminamos hasta el cercano barrio de Nyngyocho, que según la guía estaba muy animado de noche, pero sólo eran cuatro calles con bares y restaurantes. Pasamos por dos pequeños templos y llegamos hasta uno más grande que decidimos visitar al siguiente día. Volvimos al hotel a dormir.