Kanazawa - Kioto. 13 de agosto.

Kanazawa es una ciudad de contrastes, pues escapó de la devastación durante la II Guerra Mundial y las calles históricas coexisten con las zonas de modernos edificios. Como cada día, salimos a recorrer la ciudad caminando. Fuimos al centro de información turística de la estación de trenes para coger unos mapas y comenzar la ruta. La estación es muy moderna, con una cúpula acristalada llamada Motenashi Dohmu (Cúpula de Bienvenida) que tiene el aspecto de un paraguas gigante con una gran entrada de madera, la Tsuzumi-mon, que simboliza un instrumento tradicional japonés utilizado en el teatro Noh llamado tsuzumi (pequeño tambor que se toca con las manos).

Después de caminar unos cuarenta minutos llegamos al Distrito de Higashi Chaya, una hilera de casas históricas de la época Edo que fueron trasladadas aquí en 1820 para que las geishas pudieran entretener a sus clientes lejos del centro de la ciudad. Visitamos la casa Shima, la más grande que se conserva, de dos plantas y con un pequeño patio interior. En las habitaciones se exponen los instrumentos musicales que usaban las geishas, los salones del té, y los dormitorios con preciosos altares.

Frente a esta casa se encuentra Kaikaro, una casa chaya reformada que originalmente existió hace 180 años. El interior incluye escaleras lacadas de color rojo, y el suelo de tatami teñido de fibras vegetales, una fusuma-e o paneles de puertas correderas japonesas decoradas con pinturas pintadas por artistas contemporáneos y una sala de té japonesa con tatami fabricado con pan de oro.

Desde allí fuimos andando hasta el parque Kenrouken, uno de los jardines más bonitos de Japón que cumple con los seis parámetros del diseño paisajista: espacio, tranquilidad, artificialidad, antigüedad, fuentes de agua y una magnífica vista. Se creó en 1676 como jardín de una antigua mansión y se fue ampliando hasta 1871 en que formó parte del castillo.

Tiene un gran estanque artificial, llamado Kasumigaike que fue comparado con un mar abierto, y en su interior hay una isla con forma de tortuga, en la que se creía que vivía un ermitaño inmortal con un poder sobrenatural, lo que daba esperanzas de una larga vida y una eterna prosperidad al señor feudal. La Linterna Kotojitoro, es un farol de piedra que recuerda a un soporte de las cuerdas de un arpa horizontal japonesa (Koto) y que es el símbolo del jardín.

Cruzamos un puente y entramos en el parque del castillo de Kanazawa, residencia de la familia del señor Toshiie Maeda que gobernó en la región durante más de 280 años. También sirvió de base del ejército japonés y de campus universitario. Varios incendios arrasaron la fortaleza y en la actualidad se está reconstruyendo. Visitamos una exposición donde explicaban los métodos de construcción de la torre de observación Hishiyagura, el almacén de armamento Gojikken Nagaya y la puerta y torre de observación Hashizumemon Tsuzuki Yagura.

Salimos del castillo por la puerta Imori-zaka y después de un breve paseo llegamos al santuario sintoísta Oyama, consagrado a Toshiie Maeda. La puerta principal es una mezcla de arte tradicional japonés, chino y elementos religiosos arquitectónicos europeos.

Lo que más destaca en el santuario es el jardín alrededor del estanque con sus islas artificiales y los puentes de los nombres de instrumentos musicales antiguos, como el biwa (laúd de mástil corto).

Después de tomar un helado y refrescos en un Lawson, nos dirigimos hacia el Naga-machi Buke Yashiki, barrio de los samuráis, para visitar la casa Nomura, perteneciente a un samurái de alto rango. Nos recibe la armadura de un samurái y paseando por las habitaciones de las dos plantas encontramos objetos de la familia como katanas, zapatos, tinteros, vajillas y cartas entre las que nos llamó la atención una en la que el señor feudal le agradecía al samurái por haber entregado la cabeza de uno de los enemigos. También disfrutamos de un jardín interior muy bonito que está considerado una obra maestra del paisajismo en miniatura, con rocas, corrientes de agua, puentes, linternas de piedra y carpas, que casi nunca faltan en los estanques.

Volvimos al hotel a recoger las maletas y tomamos el tren de las cuatro hacia Kioto, donde teníamos reservado el hotel.

Dos horas más tarde llegamos a Kioto, y caminamos media hora hasta el hotel Toyoko que está situado en la calle Shijo, una calle comercial muy animada, llena de tiendas de primeras marcas. Dejamos las maletas, nos duchamos y salimos a recorrer el barrio con sus callejones llenos de tiendas y restaurantes. Decidimos cenar en un restaurante italiano muy barato que estaba en una de las galerías. Migue se comió dos pizzas, porque eran pequeñas, y un espagueti y yo me comí una pizza y un espagueti a la carbonara. El agua como siempre gratis, y Migue aprovechó para tomar vino pues era barato.

Estábamos bastante cansados así que nos fuimos al hotel a preparar la ruta por Kioto y a dormir.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

Comentarios

  1. El Minion Viajero2 de abril de 2014, 18:31

    Hola! estoy leyendo muy atentamente y con mucho entusiasmo tu blog de japón, pero se me escapa la foto del tronco! cual es su significado e historia??
    Gracias!!

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  2. que tronco? el del amor?? es una historia empalagosa que no te gustara señor minion viajero, :)

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